Encontranos en las redes

El General José de San Martín desconoció la deuda que contrajo el Reino de España para financiar la guerra contra la independencia de nuestros países.

Escribe Mario Oscar Garelik 

“Seamos libres, lo demás no importa nada”, es una frase de la Orden General que San Martín dirigió a su Ejército desde Mendoza, el 27 de julio de 1819. No fue sólo una frase: se hizo acción. El autor de esta nota destaca que esta Orden General y el Estatuto Provisorio para reglar el gobierno del Perú resumen el pensamiento y la acción que San Martín desarrolló, luego de liberar el Perú. El Estatuto Provisorio para reglar el gobierno es un antecedente valioso, y poco difundido, en el que se plantea el desconocimiento de la deuda odiosa contraída.

La deuda externa de nuestra región constituye uno de los principales elementos de dominación foránea en la actualidad, siendo al mismo tiempo una de las hipótesis de conflicto permanente.

Por este y otros motivos, es necesario divulgar la actitud digna que tuvo San Martín como protector de la libertad del Perú al dictar el Estatuto Provisorio para la nación hermana, desconociendo la deuda contraída por el reino de España para financiar la guerra contra los patriotas independentistas y los pueblos de la región.

La historia oficial oculta o difunde poco el hecho de que el día 8 de octubre de 1821, en el Anexo del Estatuto Provisorio, San Martín no reconoció la deuda dejada por el reino de España que fuera contraída para financiar esa guerra injusta.

La guerra de la independencia de nuestros pueblos coincide con el surgimiento de las constituciones escritas y, fiel a su época, San Martín dictó para sí mismo y para reglar su gobierno, un Estatuto que llamó Provisorio, que fue jurado por él mismo como publicidad y promesa de acatamiento.

Es un documento poco conocido que, junto con la Orden General del 27 de julio de 1819, exteriorizan el pensamiento político de San Martín y constituyen mojones de patriotismo que queremos ayudar a difundir.

San Martín entra a Lima el 10 de julio de 1821 y el 28 de ese mismo mes decreta la independencia.

El 3 de agosto lo nombran protector de la libertad del Perú. Curiosamente, el título de Protector es igual al que había usado Artigas en la Liga Federal unos años antes.

Instalado el nuevo gobierno, manda a destruir bustos de la monarquía, escudos nobiliarios, instrumentos de tortura, etc. Organiza la hacienda pública. Se logra abolir el servicio personal de los pueblos originarios, terminando con las encomiendas. Se decreta la libertad de vientres y se da la libertad a todas las personas esclavizadas que se incorporen al Ejército.

Asimismo, San Martín crea la Biblioteca de Lima, en el mismo edificio donde funcionaba la Santa Inquisición.

Además, como ya señalamos, se dicta un Estatuto Provisorio para reglar el gobierno, el cual se autolimita en el tiempo hasta que se reúna un congreso y dicte una Constitución que organice el país. Este Estatuto confiere derechos individuales, acepta las municipalidades, regla el derecho de los disidentes –o sea, de los no católicos–, declara la libertad de imprenta y distingue claramente el delito sedicioso de la diferencia de opinión política. También reconoce las deudas contraídas por el reino de España siempre que no hubieran sido contraídas para esclavizar al Perú u hostilizar a otros pueblos.

En este parágrafo tenemos un antecedente valioso y poco difundido de desconocimiento de deuda odiosa. Posiblemente, uno de los primeros de la época de las constituciones escritas.

La Constitución de las 13 colonias de EEUU no contemplaba este tema, y recién en la enmienda 14 de julio de 1868 se aplica un precepto similar, al decretar que las deudas contraídas por los estados del Sur para la guerra no eran reconocidas, decretando al mismo tiempo que era nulo todo reclamo pecuniario por haber perdido la propiedad de los esclavos.

Tenemos así un San Martín adelantado a su época, legislando desde las necesidades de las nuevas patrias y oponiéndose a la usura internacional. Esta es también la explicación de la poca difusión que ha tenido este documento. En 1983, el Ministerio de Educación Argentino publicó un libro que lo incluye –junto con escritos de Bolívar–, pero en general no es un documento conocido.

Unos meses después de declarar la independencia, se realiza en 1822 la Conferencia de Guayaquil; luego, el 20 de setiembre de 1822, se reúne el congreso de Perú y el 12 de noviembre se dicta la Constitución.

En este nuevo texto ya no está el repudio de las deudas odiosas, reemplazándose la norma con una aseveración general de que es materia del Congreso arreglar la deuda externa.

San Martín ya estaba en Valparaíso. Y Bolívar, en carta al General Santander decía que la deuda era una carga difícil de soportar y llevaría a una nueva opresión.

En Buenos Aires se negociaba un empréstito con la banca de Inglaterra. Las venas de América Latina comenzaban a derramar su sangre.


Mario Oscar Garelik es abogado e investigador de la historia argentina. Es autor del libro La historia grande con letra chica. Algunos acontecimientos, indagaciones y curiosidades de nuestra Argentina, de Editorial Ágora, y colabora regularmente con programas radiales; algunos de ellos pueden escucharse aquí.